El municipio de San Gabriel Chilac, perteneciente a la región de Tehuacán, es uno de los pocos lugares que mantiene muy arraigadas sus tradiciones y costumbres, esto sin duda alguna le da identidad y presencia no sólo en la región, también en el país y en el extranjero.
El Mikailhuitl, constituye una devoción y adoración hacia los seres que han abandonado este mundo, es por esto que en Chilac se instituido como una de las fiestas con mayor trascendencia e importancia.
Para los habitantes de San Gabriel Chilac recordar a sus seres queridos es todo un rito, pues los preparativos dan inicio desde un mes antes de la llegada de las almas al mundo terrenal; mujeres, hombres y niños participan de diferentes formas, los artesanos restauran las cruces que con el tiempo se desgastan, otros pican papel y nylon de colores para crear flores de distintos estilos y con estas adornar las ceras que serán ofrecidas a las almas nuevas, de las personas que murieron durante el año, estas ceras se otorgan a los familiares del difunto, ya que la alma aun está en trance y no se le puede ofrendar.
Los pobladores acuden al camposanto para acondicionar el lugar donde yace el difunto, para después hacer jacales de carrizo, los cuales servirán para la convivencia durante la celebración.
El 28 de octubre está dedicado a los que murieron por accidente, los familiares acuden al lugar del incidente, la tumba simbólica se tapiza con flores de cempaxúchitl, el sitio se humea al contorno con un sumerio en donde el aroma del copal le da una esencia mística.
El 31 de octubre es el día en que los niños hacen acto de presencia, en las casas de los familiares los altares esperan el contacto con las almas, las ofrendas están listas y los familiares alrededor de estas realizan cantos, rezos y plegarias.
A las 12 del día suenan las campanas y cohetes en señal de que las almas de los pequeños han arribado.
Durante la madrugada del 1 de noviembre se realiza una misa para los difuntos, ésta misa tiene una característica peculiar, pues todos los habitantes acuden a la misa y desde que salen de sus hogares, encienden una vela, la cual llevan por el camino que conduce a la iglesia, estas velas permanecerán encendidas hasta que termine la misa, por lo que la luz local de la iglesia se mantiene apagada. Al concluir la misa, la gente va por sus compras de flores de cempaxúchitl, nardos y diversas flores que darán la fragancia y la bienvenida a las almas. Este día el movimiento de gente es mayor, pues se preparan para las ofrendas tamales de frijol, los tamales de chile, atole rojo, chocolate, mole de guajolote, pan de sal, además de las frutas de temporada y las bebidas favoritas del difunto.
Las ofrendas para hombres se ponen en un tenate y las que se ofrecen a las mujeres con una canasta de bejuco, los cuales se adornan con papel de china morado y negro, para después colocar los productos, en cada canasta y tenate se coloca una vela, que simboliza a un difunto, estas se distribuyen en el altar, el cual también se adorna con papel picado. Las rezanderas entonan las letanías al compás del armonio, el olor del copal envuelve el contorno y las voces de las rezanderas nos transportan a un mundo inaudito en donde las tradiciones florecen y se niegan a morir.
El 2 de noviembre culmina el festejo y el reencuentro con los muertos, en esta fecha las ofrendas son levantadas de los altares y se transportan al cementerio, donde los despiden conviviendo con las almas durante más de 10 horas, los mariachis, las bandas de viento y algunos grupos musicales, deleitan a las almas que regresan al más allá, cantos, plegarias y rezos se escuchan por doquier.
El día de muertos y ofrendas de San Gabriel Chilac, fueron declarados Patrimonio Cultural del Estado de Puebla, por decreto del gobierno estatal y publicado en el diario oficial el 6 de agosto de 1997.
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